En el lejano año de 1957, los hermanos Castro, Francisco y Santiago, dieron los primeros pasos hacia un futuro prometedor al asociarse para la construcción de moldes destinados a la inyección de termoplásticos. Este hito marcaría el inicio de una trayectoria marcada por la innovación y la excelencia.
Tres años más tarde, en 1960, la empresa consolidaría su presencia al adentrarse en el sector de inyección de tapas estándar, ampliando así su alcance y consolidando su reputación en el mercado. La década de los 80 trajo consigo una especialización en tapas para el sector de limpieza, seguida por la creación del departamento de diseño y desarrollo en 1982, lo que impulsó aún más la capacidad de innovación de la empresa.
En 1984, la empresa dio un salto tecnológico al profundizar en el sistema de enlainado y ensamblado de piezas, sentando las bases para una mayor eficiencia y calidad en la producción. A partir de los 90, la empresa expandió su presencia en los mercados de consumo masivo y se aventuró en el mercado de tapas para envases flexibles en el nuevo milenio.
El año 2011 marcó un hito importante con la ampliación de la planta y significativas inversiones para satisfacer las crecientes demandas del sector alimentario. Finalmente, en 2020, la empresa dio un paso hacia la sostenibilidad y la eficiencia al reemplazar más del 80% de su maquinaria con equipos de última tecnología 100% eléctrica
Con una historia marcada por la innovación, la calidad y el compromiso con la excelencia, la empresa de los hermanos Castro ha dejado una huella indeleble en el sector de la matricería y la inyección de plásticos. A lo largo de tres generaciones, la visión y el empuje de sus fundadores han allanado el camino hacia un futuro lleno de promesas y oportunidades. La empresa se enorgullece del legado forjado por sus predecesores en cada paso del camino, consolidando su posición como líder en el mercado.
